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Que me arrancaste de todos los sueños
Que no se atrevieron a hacerse realidad
Y con los que choqué más de una vez
A vos
Que borraste
Tan solo al acercarte
Laberintos de palabras
En las que habia enredado mis anhelos
A vos
Que con firmesa de pluma
Con voluntad de pájaro en vuelo
Te acercaste al agua de mi sangre
Y la convertiste en fuego
A vos
Que me invadiste el pensamiento
Los ojos
Las cobijas
Las noches
Los te quiero
A vos
Que sos como mis manos
A vos
Te amo
No hay distancia
No hay distancia que no sanje el deseo
No hay deseo que no se nos vuelva poema...
Canción
Voluntad de quebrarlo en el presente...
En el contacto
En la suma de dos lados
Que afanosos buscan suprimir
De una vez y por todas
las soledades que le impiden la dicha
Llegar a esa estúpida alegría
De saberse luz
En tus ojos
Sería el regalo más grande
Para alguien como yo
Que vive luchando por ser feliz
Poder demorarme en tu sed
Sería el regalo más grande
Para alguien como yo...
Que vive soñando con hacerte feliz
Tomar de tus manos
El coraje
Arrancar de tus ojos
Los sueños que te agitan
Reposar en vos
Y reposarte
Para alzar un camino nuevo
Que sanje distancias
Que cumpla los deseos
Hilanderos
El encuentro de los faltantes
Tan de a poco
Reconociéndonos en el tacto
De cada uno de nuestros fantasmas
Y en cada pena
Y es asombroso
Éste aprendernos
Hasta en los más pequeños tonos de la voz
Éste sabernos
Con la imborrable memoria de los dedos
Cada centímetro de piel
Que nos compone
Descomponiendo angustias
Al tocarse
El respirarse así...
Con cada poro
El dibujarse...
A párpados cerrados
Es asombrosa
La fuerza con que brillas
En éste luminar
De mi futuro
Tejimos un encuentro inaplazable
Para éste equilibrarse
De las formas
Gabriel guardó riguroso mutis, mientras la gola de
Gloria regaba gladiolos sin ganas, cansad de Gardel y de los tangos gastados de los que Gabriel gustaba.
El gobierno seguía en guerra con los gringos, la CGT guiaba a la gente en su disgusto, con consignas contra el golpe gorila, alguien le había contado que al gordo Gramajo, lo guardaron el galera por guerrillero y ella no lo creía, tan guapo y gentil, Gloria siempre imagino a los guerrilleros gritones y groseros; sin embargo, el gordo Gramajo, tan prolijo y tan gracioso con su gabán arrugado y pegadito siempre al vaso de ginebra.
Gabriel seguía escuchando a Gardel, sin oír a Gloria, que hablaba de la gripe de la Genoveva, del gordo Gramajo en galera, de la guerra y de lo grande que estaban los gladiolos de la galería.