29 marzo 2005

Gladiolos de la galería

Gabriel guardó riguroso mutis, mientras la gola de Gardel, parlaba de gomias y de gringos gremialista de Legui y cuanto pingo le hacia gambetear algún gomán los Domingos, de golondrinas y grapas p’ aguantar desengaños. El giradiscos largaba la voz grandiosa del zorzal que daba gusto y parecía disgustada con las guitarras que gritaban fuera del pentagrama, graves y grises.

Gloria regaba gladiolos sin ganas, cansad de Gardel y de los tangos gastados de los que Gabriel gustaba.

El gobierno seguía en guerra con los gringos, la CGT guiaba a la gente en su disgusto, con consignas contra el golpe gorila, alguien le había contado que al gordo Gramajo, lo guardaron el galera por guerrillero y ella no lo creía, tan guapo y gentil, Gloria siempre imagino a los guerrilleros gritones y groseros; sin embargo, el gordo Gramajo, tan prolijo y tan gracioso con su gabán arrugado y pegadito siempre al vaso de ginebra.

Gabriel seguía escuchando a Gardel, sin oír a Gloria, que hablaba de la gripe de la Genoveva, del gordo Gramajo en galera, de la guerra y de lo grande que estaban los gladiolos de la galería.